Eres mi vida.
Volver a casa desde el aeropuerto fue tan doloroso para Jimin, sintió que había dejado una parte de sí en el aeropuerto, Zico lo llevó pero el trayecto fue tortuosamente silencioso, el beta comprende el sentimiento de tristeza que debe estar enfrentando en ese momento, la pesadez que debe sentir al saber que será un mes lo que pasará sin ver a Jungkook, así que prefirió dejarlo pensar por un rato, dejar que se haga a la idea, después de todo, tendrá mucho tiempo para tratar de animarle.
Jimin quería llorar, no ha pasado ni un solo día sin ver a Jungkook desde que despertó de su coma, cuando sus lobos exigían verse y tenerse, tocarse tan solo un roce que demostrara que estaban en compañía del otro para sentirse seguros, ahora la idea de aguantar un mes entero sin verlo de frente, sin ver sus ojos de cerca, sin tocar su cabello, sin olfatearlo, teniéndolo a miles de kilómetros, es inadmisible.
—Te veré mañana por la tarde en el colegio para llevarte al hospital, jefe —el chofer avisó sacándolo de sus lamentos mentales. Jimin recordó que nada cambiará mucho, su padre lo recogerá en las mañanas para llevarlo al colegio, a la salida Zico lo llevará al hospital y en la noche, cuando su turno termine, lo llevará de vuelta a casa. Lo único que cambia es que Jungkook no lo visitará por las tardes para comer juntos, de nuevo lo golpearon los hechos, Jungkook estaría lejos por un mes entero.
—Hasta mañana Zizi —descendió de la camioneta y entró a la casa agitando su mano hacia el beta que se alejaba de la propiedad—. Maldición —se maldijo así mismo—, esta casa es demasiado grande, debí elegir la más pequeña —cerró la puerta con seguro y caminó a la cocina para poner la tetera en la estufa.
La casa es realmente silenciosa cuando no hay nadie con quien platicar, quisiera llamar a su madre para conversar al menos un rato pero no quiere fastidiarla tan pronto, llamar a Jungkook no es una opción porque está en el avión y sus amigos están trabajando. Cuando te detienes a analizarla, la soledad es demasiado fea. No lo tachen de melodramático, sabe que no está solo, tiene a muchas personas en el mundo pero se siente extraño estar sin nadie alrededor. El agua estuvo lista así que se buscó una taza en la cual servirse y preparar su té con una bolsita de las hierbas secas.
A su mente llega una idea; podría ir por Tiza a casa de sus padres, así no se sentiría tan mal al estar en casa pero no puede hacerlo, la pequeña perrita tendría que estar sola la mayor parte del día mientras él trabaja, eso es egoísta. Respiró fuertemente, frustrado, al hacerlo sus pulmones se llenaron de la deliciosa fragancia de Jungkook, aún permanecía intacta y fresca, espera que se mantenga así por muchos días, bueno... Espera que se mantenga así por semanas si no, no cree mantenerse fuerte para cuando su alfa regrese. Tomó la taza entre sus dos manos y se encaminó a la sala de estar, colocó el recipiente en la mesa ratona y se lanzó al sofá para encender la televisión y poner algún programa en el que no se iba a interesar realmente.
Sus pensamientos se comenzaron a dispersar rápido y dejó de lado la pantalla, su mente vagaba en los escenarios ficticios de él mismo dentro de unas semanas, sufriendo por Jungkook, sabe que lo hará, incluso ahora que no tiene ni dos horas lejos de él, ya lo hace. Tomó su teléfono para buscar, otra vez, el tiempo estimado del viaje desde Corea a Australia; 19 horas, 19 larguísimas horas en las que no hablará con su alfa, 19 horas sin escuchar su preciosa voz, sin saber de él o siquiera sin recibir un mensaje, pero a pesar de lo preocupante que puedan resultar esas horas, porque lo son; está a muchos metros de altura, todo podría sucederle. A pesar de eso, Jimin cree que 19 horas no son nada comparadas con todos los días que tendrá que pasar sin él.
El té se había terminado y su paciencia también, no lograba poner ni una pizca de atención al programa que se veía en la televisión así que consideró que lo mejor sería irse a dormir. Al levantarse del sofá de nuevo lo atacó la realidad, iba a dormir solo. Jungkook pensó en ello antes de irse, su plan era simple, Jimin podía vivir en casa de sus padres durante todo ese tiempo y así no se sentiría demasiado triste, sin embargo, el omega no quería eso, quería estar en su casa, en la que él eligió, en la habitación del nido que su alfa construyó para él y en el lugar que él decoró con esmero, sabe que terminará por ir a dormir donde sus padres en un par de días pero por el momento prefiere hacerse el fuerte y aguantar lo más que pueda.
Pasaría la noche solo, la primera noche solo en mucho tiempo, o mejor dicho, en toda su vida. Nunca había dormido en una casa completamente sola. Cuando era más chico y sus padres salían por la noche, se acompañaba de su hermanita, cuando ella estaba en el hospital, siempre se acompañó de su padre o su madre, tal vez no dormían en la misma habitación pero él sabía que estaban ahí, bajo el mismo techo, haciéndose compañía indirecta. Se encaminó a la habitación para cambiarse al pijama y cepillarse los dientes, cuando estuvo listo se detuvo frente a la cama, se veía enorme, aterradora frente a sus ojos. Dormir ahí no era una opción, prefería su nido, cálido y seguro, con el aroma de su alfa rodeándolo y la comodidad arrullándolo, pero al entrar a la habitación el blanco lo hizo empequeñecer.
La seguridad seguía ahí, la comodidad seguía ahí, el aroma de Jungkook también pero el rizado no, se tiró a la cama blanca y se arropó con cuidado, suspiró pesado al darse cuenta que esta vez no tendría a Jungkook susurrando al oído, o acariciando su pancita con lentitud, la noche iba a ser muy larga.
Con Jungkook todo era distinto, dormía entre sus brazos, escuchaba los suaves murmullos que el ojiverde tarareaba en su oído hasta quedarse profundamente dormido, Jimin disfruta de los suaves ronquidos que el alfa libera en su cuello cuando lo olfatea entre sueños. Fuera en el nido o en la habitación Jimin dormía tranquilo al sentir a Jungkook a su alrededor. Esa sería la primer noche sin él en meses y no se equivocó al pensar que sería terrible.
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Habían pasado más de 20 horas sin hablar con Jimin, 20 horas eternas para su lobo que lloriqueaba por la ausencia de su omega, extrañaba abrazarlo, mimarlo y comer con él en su hora de descanso que fue hace más de 3 horas, pero no había bajado a tiempo del avión. Quería llamarle ya mismo pero aún faltaban unos minutos para el cierre del día laboral de Jimin.
En su cielo se dibujaba el día, el sol brillaba y las nubes parecían arropar al astro con cariño, para Jimin el cielo estaba lleno de estrellas y una luna hermosa, las horas eran diferentes, incluso los días eran distintos aún, pero Jungkook sabía que Jimin lo extrañaba igual, su pecho lo dice, sabe que su omega está igual de decaído que él.
Se suponía que iba a dormir durante el viaje, para que el cambio de horario no le resultara tan complicado, se suponía que sería así... Pero no pudo, sentía la calma de Jimin en su interior pero no era suficiente, no estaba dormido, ni un solo minuto lo sintió tan calmo como para creer que estuviera en los brazos de Morfeo, al otro lado del pasillo, su padre le brindaba miradas entre burlonas y comprensivas al ver que no podía dormir.
Conoce tan bien a Jimin, casi como a la palma de su mano, sabe que seguramente estuvo dando vueltas en la cama hasta el cansancio. El ojiazul tiene una rutina; se gira a la izquierda para que él lo abrace por la cintura, viendo a la puerta de la habitación, sea cuál sea en la que se encuentren, después se gira a la derecha y lo rodea por el torso en un abrazo que es solo un pretexto para olfatear su cuello, luego parece adormecerse lo suficiente para girarse de nuevo a la izquierda y pegar la espalda a su pecho otra vez, entonces él comienza a tararear melodías inventadas, a susurrarle frases cariñosas que sabe que no entiende porque lo hace en un volumen tan bajo que es casi imperceptible, solo para arrullarlo, después Jimin duerme, tal como un bebé, su precioso bebé mimado que lo necesita cerca para conciliar el sueño.
Jungkook nunca se quejará de que Jimin lo necesite, se siente especial y lo reconforta, Jimin lo necesita tanto como él necesita a Jimin, alfa y omega requiriéndose mutuamente para complementar un todo, son individuos capaces de sobrevivir en ambientes separados, sin embargo, ¿quién en su sano juicio querría vivir alejado del amor de su vida? Definitivamente Jungkook y Jimin no.
Miró al reloj que tenía en su celular, marcando siempre la hora de Seúl para saber el momento en que su pequeño amor se encontraba, marcaba las diez con cuarenta y tres minutos, tiempo suficiente para que su chico saliera de laborar, sus manos ardían cuando presionó la pantalla para llamarle, los segundos entre los pitidos de espera parecían horas.
—¡Hola, lobito! —ahí estaba la hermosa voz que esperó por tanto tiempo.
—¡Hola, mi precioso bebe!
—¿Qué tal estuvo el viaje? ¿Cómo te sientes? ¿Hay tantas arañas como dice el Internet? —la risa fue inevitable.
—Estoy muy bien, no he visto ninguna araña por el momento —dijo con una sonrisa—. ¿Tú cómo estás? ¿Qué tal tu día?
—Pésimo —confesó—, no dormí nada...
—Me di cuenta, cachorro —interrumpe con algo de burla.
—Es tan difícil, no podía ni cerrar los ojos porque tú no estabas en la cama —su voz se escuchó un poco más triste que antes—, me dormí en clases y la profesora me regañó —el omega soltó una risilla culpable aunque cargada de pesar—, y además de todo, olvidé mi dinero en casa y tuve que llamar a papá para que me trajera algo de comer al hospital...
—¡Oh, mi pobre omega! —exclamó, Jimin reconoció su sentimiento de tristeza surgiendo en su propio pecho.
—Descuida —le restó importancia para apaciguar el sentimiento negativo—, después de todo no fue tan malo, papá vino y comió conmigo, así no te extrañé tanto en mi descanso —trató de sonar sincero—, solo estoy dramatizando, es el primer día... nos acostumbraremos —Jungkook aceptó ese hecho aunque sabía que no era verdad, nunca iba a acostumbrarse a no estar con su omega.
Ambos trataban de hacerse los fuertes para no preocupar al otro, ocultando el dolor y su lejanía para no lastimar al lobo ajeno.
✧✦✧
Tres días habían pasado, terribles y eternos para ambos, al estar ocupados, los días parecían avanzar con la misma velocidad de siempre, pero las noches eran diferentes, muy diferentes. Antes de que Jungkook viajara, cuando estaban juntos, tenían una costumbre, las noches eran su tiempo. Con la escuela de Jimin y su trabajo además de las distintas ocupaciones que Jungkook podía tener durante el día; no les quedaba casi nada de tiempo para verse, solo la hora de comida del omega y las noches; veían películas, charlaban sobre sus días y se olfateaban y marcaban, era su instinto pidiendo lo que tanto quería, sus lobos tratando de arropar al otro para sentirlo cerca. Dormían abrazados como si alejarse fuera un crimen, sus pechos juntos y la nariz enterrada en el cuello del otro. La lejanía dolía, mucho más de lo que pensaron que lo haría, no podían solo acercarse a tocar al otro porque miles de kilómetros se interponían, porque no podían verse para asegurarse de que el otro está bien.
Como en ese momento, Jimin estaba saliendo del hospital, veía a Zico saludándolo, parado a un lado de la camioneta esperando con la puerta abierta para él, pero no pudo llegar a ella cuando su pecho se contrajo con un cúmulo de ira mezclado con preocupación. Se llevó la mano al pecho, incluso la marca picaba un poco, Jungkook estaba molesto por algo. Se apresuró a subirse a la camioneta.
—T-Tengo que llamar a Kook —al encender su teléfono pudo ver la hora en la que Jungkook se encontraba, apenas se acercaba el mediodía en Australia, se supone que el alfa estaba en una junta pero no le interesa, la sensación seguía ahí, latente. Debía llamarlo, presionó la pantalla varias veces y el pitido comenzó a escucharse.
—Hola, cielo, perdón, perdón, perdón por angustiarse, estoy bien —sabía que el omega le llamaba por su enojo, el lazo siempre siendo eficaz para avisar de los sentimientos del otro.
—¿Qué sucede? —su voz era baja, asustada por el sentimiento tan fuerte que lo atravesó hace un momento.
—Lo siento, estaba en una junta y los socios amenazaron con dejar la compañía si no modificamos unos presupuestos, me molesté más de la cuenta, perdón por preocuparte, cachorro.
—Me asusté, ricitos —suspiró al saber que nada malo sucedía—, estabas angustiado y...
—La siguiente vez ignóralo, ¿sí? Sucederá, estoy seguro que van a tratar de que yo no asuma la dirección de la empresa y tal vez me enoje demasiado, pero ignóralo, ¿bien?
—Pero... ¿y si tu preocupación no es por eso? —le dolía no poder asegurarse de que todo marchara bien, su omega aullaba triste porque no podía acompañar a su alfa en los momentos malos, así fuera enojo, su omega quería estar ahí para consolar al alfa, pero de nuevo, muchos kilómetros los distanciaban.
—No tengo más motivos para preocuparme, solo por tu bienestar y saber que estás en perfectas condiciones —Jimin rió sin mucha gracia—, prometo que todo va a estar bien, la siguiente vez recuerda que seguramente es por los socios imbéciles que amenazan con quitarme sus inversiones y despreocúpate.
—De acuerdo, Kook —suspiró con una sonrisa dibujando en su rostro—. Extrañé mucho tu voz —habían pasado solo unas horas desde su última llamada.
—Y yo la tuya, bebé —el alfa sonreía, tan bobamente como si Jimin estuviera frente a él, como si no tuviera a una sala llena de ejecutivos esperando por su regreso, como si pudiera estar feliz con su omega lejos—. Te llamaré en cuanto la junta termine, ¿de acuerdo?
—¡Oh, Luna! Perdón por interrumpirte —Jungkook rió fuertemente.
—Tú nunca serás una interrupción, amor —negó aunque Jimin no lo viera—, ellos tienen que esperar si se trata de ti, puedes llamarme cuando desees —Jimin a veces se sentía bien al oírlo decir esas cosas, aunque no le gusta del todo que el alfa se atreva a dejar a otros esperando solo porque se trate de él, sabe que el ojiverde dejaría todo para prestarle su total atención, se siente importante, se siente amado de todas las formas posibles, a pesar de la distancia Jungkook lo hace sentir tan mimado y querido.
✧✦✧
Casi dos semanas habían pasado desde que Jungkook se fue, su olor se ha perdido hace algún tiempo, ahora es tan sutil que se confunde con cualquier otra cosa que no sea el tabaco y la tierra húmeda, su lobo chilló tan fuerte la primera vez que no lo percibió que Jungkook le llamó a los 5 segundos con demasiada preocupación en la voz, Jimin se obligó a restarle importancia aunque por dentro se moría por decirle lo mucho que lo extraña y lo necesita, se siente algo cansado por no dormir como debería, pero trata de mantener la compostura.
Se llevó algunas cosas a la casa de sus padres y ha estado durmiendo ahí desde hace unos 3 días, extraña su nido, su habitación y estar rodeado de las cosas de su alfa, van más de 10 días sin verlo en persona, lo necesita, quiere un abrazo, sus mimos en el cabello, sus besos, quisiera tenerlo cerca pero no es posible. Jungkook está en Estados Unidos ahora, al menos no tendrá que esperar tanto para oír su voz o verlo en la pantalla.
A veces Jimin se regaña a sí mismo por perderse en sus pensamientos deprimentes, solo se hace más pesado el trabajo de estar sin él, torturando a su pobre corazón con los recuerdos, como si su despedida hubiera sido permanente, sabe que volverán a verse, a abrazarse y a tenerse el uno el otro, pero no puede dejar de divagar y entristecerse, o al menos estaba haciendo eso hasta que vio que Zico estaba manejando por un camino equivocado.
—Recuerdas que tenemos que ir a casa de mis padres y no a la mía, ¿verdad? —cuestionó frunciendo el ceño y reconociendo el camino que llevaba hacia la propiedad—. No es que me moleste que tomes una ruta más larga, pero estoy demasiado cansado para estar fuera a estas horas —el día en el hospital había sido muy cansado, tuvo demasiadas admisiones nuevas, un paciente tuvo complicaciones... Todo había sido un desastre.
—Me dieron órdenes, yo solo las sigo —se encogió de hombros sin soltar el volante.
—Si Jiyoung o Hyungwon te dieron otro trabajo debiste decírmelo, papá pudo pasar por mí.
—Jefe, deberías dejar de lado tu tristeza, incluso yo la huelo aunque soy beta —el omega rió un poco por el comentario fuera de tema de su chofer.
—Eso no tiene nada que ver con lo que estábamos hablando.
—Lo sé, pero no quiero que me hagas más preguntas —sonrió al ver que el omega se reía más fuerte, al menos su plan funcionó.
—Es obvio que fue Jungkook pero... ¿Qué órdenes tienes? —ladeó el rostro y parpadeó repetidas veces hacia el beta pero él no lo miraba, se enfocaba solo en el camino.
—No voy a decir más, tú solo te darás cuenta...
—Si me voy a dar cuenta puedes decírmelo.
—¿Sabías que Yoongi y yo somos novios? —soltó de la nada, los ojos azules del omega se abrieron al máximo—. Me pidió que te lo ocultara, tenemos más de dos semanas —la sonrisa era burlona mientras el rostro de Jimin se contraía con molestia.
—¡Ese beta estúpido! —Jimin sacó su teléfono y comenzó a presionar la pantalla, Zico sonrió, había logrado su cometido; su jefe olvidó el tema de los planes y además de todo, dejó de estar triste, o al menos su pesar disminuyó un poco para convertirse en molestia, era hasta cierto punto divertido—. Hola, doctor idiota, ¿por qué no me dijiste que tú y Zico son novios?
El conductor prefirió no poner demasiado interés a la conversación telefónica, no podía escuchar lo que el beta respondía y de igual forma su novio le reclamará demasiado en un rato cuando vaya a recogerlo para cenar, se dedicó a conducir y reír fuertemente cuando Jimin maldecía a Yoongi. Pronto llegaron a su destino pero el omega aún no terminaba la llamada.
—Ocultarme que soy un cupido excelente no te sirve de nada, porque estoy seguro de que lo soy —regañaba por teléfono—, no dejabas de lloriquear conmigo sobre lo mucho que Zico te gusta, cada día me hablabas de tu amor por él, ¡y me ocultaste su noviazgo! —el beta castaño rió—. ¡Oh y tú cállate Zico! Pudiste decírmelo —aunque el menor se escuchaba molesto, ambos betas sabían que no hablaba en serio, en el fondo estaba muy feliz por la nueva pareja.
—Tendrás que colgar, jefe, tienes un asunto pendiente —señaló la casa y hasta ese momento, Jimin se dio cuenta de que estaban estacionados.
—Oh —apretó sus labios—. ¿Qué voy a hacer aquí?
—Yo que sé —se encogió de hombros—, Jungkook solo me dijo que te trajera y que después me largara —la sonrisa en su rostro mostraba que no era lo único que sabía; estaba reteniendo información.
—¿Podrías dejar de ocultarme cosas? —cuestiona con falso enojo—. Soy tu jefe, puedo despedirte —Zico soltó una estridente carcajada.
—El papel de omega prepotente no te queda nada bien, Minnie —se burló.
—Cállate, no estoy contento contigo —contuvo una sonrisa y se acercó de nuevo al teléfono—. Tengo que irme, pero esta conversación no se ha terminado, Yoongi —al parecer el rubio le respondió algo más—, de acuerdo, yo se lo digo, te quiero, adiós —se giró hacia el conductor con una sonrisa burlona—. Yoongi dijo que por boca floja no obtendrás besos por una semana —Zico abrió la boca con indignación—. Adiós, Zizi —abrió la puerta de la camioneta y no esperó respuesta del beta antes de entrar a la casa y cerrar la puerta tras de él.
Su corazón latió muy rápido al ver los globos en forma de corazón y un enorme ramo de narcisos amarillos, la idea de que Jungkook haya llegado de improviso se cruzó por su mente, ¿eso era posible? ¿Jungkook podía estar en casa sin que él lo sintiera cerca? No le interesa pensar mucho en la respuesta, solo quiere buscarlo en toda la casa para saber si sus sospechas son ciertas, su corazón late apresurado y su respiración se entrecorta ante el simple pensamiento de volver a sentir a su alfa cerca, poder rodearlo en un abrazo cariñoso, es lo único que podría desear. Su teléfono comenzó a sonar en su bolsillo, era Jungkook así que lo respondió de inmediato.
—Hola, angelito —saludó desde una videollamada, el corazón de Jimin se hirió y sus ojos se nublaron por las lágrimas—. ¡Hey! ¿Qué sucede, amor? —el pequeño sollozó—. Bebé, dime qué pasa, ¿no te gustó mi sorpresa?
—Te e-extraño mucho —hipaba—, pensé q-que habías vuelto.
—Lo siento tanto, mi amor —sentirlo tan triste era desgarrador, pudo sentir el desgarro de sus ilusiones como si fueran las suyas propias, aunque en realidad... lo eran, él tiene la misma necesidad de estar con él, la misma ansía por tenerlo entre sus brazos, ambos están tan cansados y doloridos pero no admiten su pesar para no preocupar al otro, aunque lo saben, el lazo no permite que se oculten nada, solo no lo admiten en voz alta para demostrar que pueden soportar la distancia.
—Se supone que e-estar marcados haría todo más fácil p-pero te extraño demasiado.
—Yo también te extraño mucho, mi amor —su voz era igual de triste que la del omega, la melancolía lo embargaba, la lejanía lo mataba y no podía soportarlo—, voy a volver, no me interesa esto, voy a volver.
—N-No puedes hacer eso —niega aunque el mayor no lo vea—, es importante para ti y tus padres, tienes que quedarte.
—Pero eres más importante tú, le pediré a mi padre que espere un poco más, ellos lo entenderán, o volveremos luego a conocer a los socios solo...
—No Kook, podemos hacerlo —dice tratando de fingir tranquilidad, no puede dejar que Jungkook haga esto, ha esperado mucho para tomar el cargo de la empresa, se esforzó en la escuela para obtener su título y Hyungwon quiere irse, tienen que soportar la lejanía—, solo son dos semanas más.
—Yo no creo soportar un día más sin abrazarte, bebé —su voz era frágil por el nudo en la garganta—, me siento tan cansado porque no puedo dormir, me faltas tú a mi lado, mi pecho duele, mi alfa llora y yo también.
—Kook... —sus ojos se llenaban nuevamente.
—Te extraño, extraño tu risa genuina cuando te hago cosquillas, ver tus ojos de cerca y cuidar que no manches tu ropa al comer —con la mano libre limpió la lágrima que bajaba por su mejilla—. Sé que podemos soportarlo pero no quiero, te extraño mucho como para aguantar un día más —negó—, quise sorprenderte, como si estuviera en casa pero no puedo, nada es igual, no es suficiente después de tenerte cerca, ya no soy capaz de estar lejos de ti.
Jimin se sintió un poco menos patético, su lobo lloraba por las noches pero sabía que el alfa volvería, claro que lo extrañaba pero era Jimin quien lloraba y se agotaba por no tener a Jungkook cerca a cada momento por no ver sus preciosos ojos verdes y no sentir su mano en la suya, pero ahora sabe que Jungkook también se siente así, está bien sentirse así. Ahora solo debía tranquilizarse y apoyar a su alfa en esto, ambos podían, son fuertes y van a soportar este desafío.
—Si lo harás —dice firme limpiándose las mejillas con brusquedad, la determinación surgiendo de su interior como una bocanada de calma—, vas a soportar, ambos lo haremos —un puchero se forma en sus labios al contener el llanto—, vas a aguantar estas dos semanas y ambos vamos a estar orgullosos por eso, vas a demostrarme el gran alfa que tengo y vas a volver en dos semanas, no menos.
—Ángel...
—Si podemos lobito —anima—. Te amo y sé que vamos a poder, solo unas semanas más.
—Pero me duele el pecho y te necesito conmigo —escuchó su voz quebrada.
—Alfa, si regresas entonces estas semana lejos serían inútiles, también te necesito y mi omega pide por ti pero esto es algo que has esperado por mucho tiempo, vas a ser jefe y debes hacer algunos sacrificios, tú puedes, amor.
—No puedo prometerlo, no me creo tan fuerte —su voz seguía siendo triste—, pero lo intentaré.
—Ese es mi alfa —sonrió un poco y el silencio se hizo presente, no era incómodo a pesar de estar en una llamada, ambos estaban bien con escuchar al menos sus respiraciones a través de la línea y verse frente a frente en la pantalla—. Te amo Kook, de verdad lo hago, mucho y cada día es un sufrimiento —tragó el nudo de su garganta—, no lo digo para demostrar mi tristeza o esas cosas, lo digo porque es verdad y quiero que lo sepas, que recuerdes que cada cosa que pasamos es para que tú y yo, nuestra relación, sea más fuerte de lo que ya es... todo vale la pena.
—Lo sé, cachorrito —se recargó en la pared de la cocina con el teléfono en la mano y la otra tanteaba el bolsillo de su saco, donde una forma cúbica sobresalía, tendría que esperar otro poco, no quería que el recuerdo de ese momento fuera triste—. Sé que somos fuertes y que lo nuestro se hace solo más grande cada día pero duele y no estoy acostumbrado a esto, no me gusta tener a mi lobo triste a cada momento —suspiró—, bueno, antes también estaba triste a cada momento porque lo reprimía pero esa era la clave, no lo sentía, no lo tomaba en cuenta.
—¿Quieres tomar supresores? —cuestionó con más sorpresa de la que intentó disimular—. Es decir... Puedes hacerlo si lo deseas, solo asegúrate de que sea bueno, llamaremos al doctor Moon y...
—No amor, no volveré a los supresores es solo una forma de decir que esto es nuevo, yo no esperaba que se sintiera así estar lejos de ti —suspiró pesadamente—, esto no es lo que esperaba para nuestro primer San Valentín juntos —los ojos de Jimin se abrieron al máximo.
—¿Es San Valentín? —Jungkook asintió con una sonrisa en los labios y los ojos recuperando un poco de brillo al ver las facciones de Jimin contraerse de forma graciosa—. Oh, Dios...
—¿Lo olvidaste? —una risa suave se escuchó saliendo de sus labios, Jimin se sintió sobrecargado de energía con ese simple y melodiosos sonido.
—Lo lamento, estuve tan ocupado y... —se detuvo porque el alfa no tenía ni una pizca de molestia en su rostro, sus ojos destellaban y los hoyuelos se hundían perfectamente en sus mejillas, por un momento pensó que la imagen se había congelado porque el rizado no se movía ni un ápice.
—No necesito que te disculpes, no necesito que recuerdes ningún día, Jim —negó aún con la ternura en su rostro—. Sé lo mucho que te esfuerzas todos los días, mi regalo más grande es tenerte en mi vida.
—Pero tú me diste flores y los globos —un puchero tierno se puso en sus labios—, perdóname, alfa.
—No hay nada que perdonar, mi cielo —sonrió aún más—, tenemos muchos San Valentínes por venir, me lo compensarás —se burló y el omega sonrió también.
—Las flores son hermosas, Kook —comenzó a caminar hacia la mesa y tomó el ramo para mostrárselo—, gracias por hacer todo esto a pesar de estar tan lejos.
—Mi omega no merece menos que todo mi esfuerzo y amor.
—No digas esas cosas, solo me haces sentir más culpable —el ojiverde soltó una risa socarrona.
—¿Ahora no puedo mimarte?
—No —negó conteniendo una sonrisa.
—Que lástima, porque yo quería mimarte con el pastel y la cena que mandé para ti.
—¿Enviaste comida? —sus ojos se abrieron al máximo por la sorpresa, su estómago gruñó ante la mención de la comida.
—Mhmm —asintió más feliz que al inicio de la llamada—, tenemos tu pasta favorita y un pastel igual —señaló su propio plato, Jimin sonrió enorme y se dirigió a la cocina donde la mesa estaba lista con un plato servido para él, vio como la pantalla de su teléfono se oscureció un poco y pudo ver que Jungkook había dejado su dispositivo en una especie de soporte y encendía una vela así que lo imitó y encendió la que reposaba sobre su propia mesa, dejando su teléfono recargado contra una copa—. Aquí son las 6 y allá son las 11 y tal vez sea demasiado pesado para ti, amor —sonrió—, así que también podemos cenar cereal —Jimin soltó una carcajada muy fuerte que lo obligó a cubrirse la boca con su mano, estaba feliz. Jungkook tenía muchos días sin sentirlo así de contento, se sintió orgulloso por hacerlo feliz de nuevo.
—La pasta está bien, lobito —negó aún entre risas—, gracias por hacer esto, alfa... —agachó la mirada un poco—. Sé que estás muy ocupado y debió ser difícil por la distancia.
—Cachorro, nunca estaré demasiado ocupado cuando se trate de ti, nada me es complicado, si es para ti —el menor sonrió cariñosamente—. Te amo demasiado, Jim. Nunca lo olvides, haría hasta lo imposible para hacerte feliz, eres mi vida y eso jamás va a ser distinto, gracias por ser mi eterno Valentín —le guiñó un ojo juguetonamente aunque Jimin sabía que sus palabras estaban llenas de honestidad y sentimientos puros.
—Te amo mucho, Kook —sus ojos se cristalizaron—, y estoy muy orgulloso de ti, porque estás haciendo algo tan grande, vas a ser tan importante haciendo lo que te gusta y voy a verte lograrlo —suspiró tranquilo—. Estoy orgulloso de que seas mi Valentín.
La cena pasó así, romántica y tranquila, llena de nostalgia ocasional pero eran más los momentos felices. Jungkook y Jimin aprovecharon que era el comienzo de un fin de semana así que vieron algunas películas, aunque realmente solo las vio Jungkook, ya que Jimin se quedó dormido a la mitad de la primera, por fortuna se había movido a la habitación del nido con su teléfono, el alfa estaba demasiado renuente a colgar la llamada, quiso verlo dormir, con sus ojos tranquilos y haciéndole compañía aunque fuera en la distancia. Pero Jimin despertó luego de un rato, cuando la madrugada estaba a la mitad en Seúl pero en Estados Unidos apenas comenzaba.
—¿Qué ocurre, angelito? Vuelve a dormir —lo arrulló en voz bajita mientras los ojos azules le miraban a través de la pantalla, Jimin movió la cabeza para negar.
—Me haces mucha falta —parpadeó pesadamente, tratando de aguantar las lágrimas—, nunca puedo dormir... te extraño.
—Ve a la ventana —pidió con voz calma, le duele ver que Jimin sufre lo mismo que él, sin poder dormir, cansados y con su lobo interno aullando tristemente.
—¿Para qué? —su voz era baja.
—Voy a mostrarte algo —insistió y el omega obedeció, dejando su teléfono en la cama recargado en una de las almohadas, con la cámara apuntando a la ventana donde él se paró—. ¿Estás mirando por la ventana? —escuchó el sonido de la afirmación y continuó—. Yo estoy haciendo lo mismo —Jimin se giró hacia el teléfono, mostrando que no comprendía el punto—. Estamos mirando el mismo cielo, ángel —suspiró audiblemente—, a pesar de la distancia tú y yo estamos mirando la misma Luna, el mismo cielo nos cubre a ambos —el omega se giró hacia la ventana—, haría cualquier cosa para ver la sonrisa que sé que tienes ahora mismo.
No estaba equivocado, Jimin sonreía tanto y tan dolorosamente con los ojos llenos de lágrimas contenidas, porque Jungkook siempre dice las palabras más dulces que puedan existir, porque es gracioso que sus palabras bonitas lo tranquilizan tanto pero a la vez lo hieren, hacen que lo extrañe más; Jungkook suele acompañar sus palabras con caricias suaves y abrazos cálidos que arropan su corazón, pero ahora no hay nada de eso y le duele muchísimo.
—Quisiera que estuvieras aquí —regresó a la cama para tirarse en ella.
—Nos veremos en nuestros sueños —sus ojos no dejaban de ver los de Jimin, al igual que sus palabras, sus ojos transmitían todo el amor y la esperanza que tenían para el otro—. Cierra tus ojos —el castaño obedeció dócilmente—, solo pretende, finge que duermo a tu lado... estoy ahí, soy yo —escuchó el suave suspiro del menor, pudo verlo relajar las facciones con calma—. Te amo, bonito, demasiado, nunca te olvides que una mitad de mí está contigo siempre, tu corazón es mi hogar y yo nunca dejo mi hogar —no lo escuchó más, había vuelto a dormirse.
Sus manos temblaban y en su bolsillo parecía quemarle la pequeña caja que ha estado cargando desde hace ya vario tiempo, el anillo estaba ahí, en su caja, Jungkook quería proponerse ese mismo día, en la cena, tener un momento especial... Pero no iba a hacerlo a distancia, no iba a perder la oportunidad de besar a Jimin como su prometido, no podía desperdiciar ese recuerdo, tendría mucho tiempo para hacerlo a su regreso, podía esperar.
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Una semana pasó desde San Valentín, Jungkook se sentía igual de cansado que antes, y podía percibir a Jimin de la misma manera, pero ambos se motivaban para aguantar, resistir un poco más, unos cuantos días y podría estar de vuelta en los brazos de su omega, su hogar. Pero eso su lobo no lo entendía, lloraba a cada momento del día, lamentándose por no tener a su pequeño omega entre brazos, por no poder olfatearlo, por no poder sentirlo y protegerlo desde hace ya tres semanas, estaba tan triste, suplicando por volver ya mismo y cuidar de él.
Eso no mejoró cuando llegó a Francia, era algo más cerca que había estado de Jimin en todo ese tiempo y aunque aún los separaban demasiados kilómetros, su alfa quería salir corriendo, tomar el primer vuelo directo a casa para encontrarse con su omega, aunque fuera un rato, aunque fuera tan solo un segundo, quisiera tenerlo de nuevo cerca, porque la lejanía lo está matando lentamente. Pero no podía, no, porque solo estaría en París un par de días antes de salir rumbo a China y su itinerario estaba repleto, cree que es hasta cierto punto cómico, está viajando de un lado a otro, en grandes ciudades pero lo único que quiere es regresar a Seúl, cualquiera estaría encantado de recorrer todos esos países aunque fuera exclusivamente con propósitos laborales, pero no él, no cuando su cuerpo pesa y su lobo interno súplica por Jimin.
Jungkook tenía que contenerse porque estaba en las oficinas de Unilever Francia, pasaba de las 10 de la mañana en París, tendría una junta en unos momentos y su lobo quería tomar el control de su cuerpo para buscar a Jimin por todas partes, estaba siendo completamente instintivo e irracional porque el omega está a más de 1000 kilómetros, estaba cansado de gruñir a todos, incluso a su padre.
—Cachorro, tienes que calmarte de una vez o van a hacer un escándalo —su padre lo miraba con reproche mientras ambos estaban sentados en la enorme sala de juntas, solo ellos dos pues los demás estaban afuera preparando la reunión, demasiado asustados porque el alfa puro no dejaba de mostrarles los dientes en cuanto se acercaban. Su lobo estaba tan molesto, se sentía amenazado por todo y todos, Jungkook estaba volviendo a reprimirlo, no lo dejaba tomar el control como lo hacía en casa, con Jimin.
—Voy al baño un segundo —se excusó con la cara avergonzada y dirigió sus pasos hacia la puerta que estaba al final del pasillo, tenía un letrero que indicaba su uso, tocador. Se sentía molesto sin razón alguna, sabe que la lejanía puede estar afectándolo porque ha pasado demasiado tiempo, pero está más afectado por su lobo descontrolado queriendo romper sus costillas para salir por sí mismo—. ¡Basta, basta, basta! —se regañó en voz alta, odia tener que lidiar con esos momentos, con su alfa tratando de liderar su cuerpo—. No vamos a regresar con Jimin, ¡ya basta, déjame en paz! —no había peleado con su parte animal desde hace tanto, más bien nunca lo hizo, solo lo adormecía, pero ahora no le quedaba de otra, le dolía el pecho y si no se calmaba pronto iba a terminar haciendo un lío, Jimin se preocupa, la junta se arruinaría—. Odio esto.
El lobo se vio obligado a agachar la cabeza y formar un círculo para echarse, hundiéndose en la más grande de las tristezas, tendría que aceptarlo, tal vez su parte racional había roto el lazo, tal vez había vuelto a odiarlo, por eso no estaba con Jimin desde hace tanto tiempo, por eso no le entregó el anillo a pesar de tenerlo desde hace tanto, es probable que no vuelva a verlo nunca más. Tendría que aceptar que volverá a lo de antes, no volverá a tomar el control nunca más, no sabe qué fue lo que hizo mal pero desearía cambiarlo; no puede imaginar una vida sin su hermoso omega.
Antes de Jimin, peleaba lo más que podía por demostrar un poco de su poderío reprimido por los supresores, pero de pronto la luz llegó a su vida y pudo ver más allá de las sombras del interior, con Jimin podía ser él mismo, se mezclaba perfectamente con la parte racional, podía tomar el control, cuidar de su omega y mimarlo cuanto quisiera, pero eso ya no va a suceder, lo aceptará aunque le duele, aunque se le desgarre el alma porque no va a volver a pelear, no cuando al menos ya pudo tener un poco de esa libertad que quería. Creyó que tenía permiso para amar a Jimin sin restricciones, pero fue solo una ilusión, le dieron un rayo de esperanza para luego regresarlo al pozo del que nunca debió salir. No iba a esforzarse más, no iba a servir de nada.
Jungkook lo dejó pasar, porque creyó que su lobo había comprendido al fin, sintió una tristeza muy grande pero luego pasó, no sintió nada más, así que, sintiéndose conforme, se encaminó a su reunión, sin saber lo que sus palabras habían causado a su animal interior.
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Jimin se sentía muy bien esa mañana, el cansancio por estar apartado de su alfa aún seguía en su cuerpo, aún lo extrañaba infinitamente pero cada vez está más cercano el momento en que lo verá, ha pasado una semana desde San Valentín, ambos tratan de ser fuertes y lo van a lograr, solo falta poco más de una semana para que Jungkook esté de vuelta, su Kook su alfa volverá a abrazarlo, rodearlo de su aroma y besarlo... Extraña demasiado sus besos, oír su voz de cerca y sus ojos, quiere con cada poro de su cuerpo ver de nuevo esos ojos, a escasos centímetros de su rostro, mostrando los más cálidos sentimientos que habitan el alma de su portador.
Su primera clase había finalizado, pasaba de las 9 de la mañana y se dirigía a su clase de salud pública cuando sintió de nuevo una gran punzada en su pecho, Jungkook estaba mal, ha estado sintiéndolo alterado desde muy temprano, pero sabe que está en una de sus reuniones, no debe preocuparse, se lo dijo desde el principio, ya había pasado antes en más de una ocasión, así que lo dejó ir aunque su omega se sentía incómodo por algún motivo, ya tendría mucho tiempo para llamarle en unas horas, París no está tan lejos, por fin están en una zona horaria más similar.
Más tarde las clases iban a más de la mitad, eran las 12 y un rato saldría de clases para dirigirse al hospital, todo iba muy bien pero siempre hay algo, un detalle que arruina hasta el día más soleado, nunca pensó que ver a su padre sería ese detalle negativo en su vida, el momento que cambiaría todo para mal.
—¡Hola, papá! —saludó sonriente a su progenitor pero luego su cara se frunció al notar que era muy raro ver a su padre ahí—. ¿Qué haces aquí?
—Vine por ti cachorro —dice con tono serio y Jimin comenzó a preocuparse.
—Aún no es mi hora de salir, son las doce, papá —frunce el ceño al notar que la cara de su padre parecía dolida.
—Ocurrió algo, hijo —Jimin sintió su pecho contraerse al pensar en las posibilidades—, tenemos que ir al hospital.
—¿Qué? —su cara pareció perder el color y sus ojos se aguaron—. ¿Quién? ¿Qué pasó? —su respiración se agitaba y la mano de su padre tomó la suya de inmediato—. Dímelo, papá.
—Es Jungkook.
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